
Ficha de la obra
Título: El Clan del Oso Cavernario (Los Hijos de la Tierra I)
Autora: Jean M. Auel
Año de publicación: 1980
Género: ficción histórica
Traductora: Leonor Tejada Conde-Pelayo
Editorial: Maeva Ediciones
Año de edición: 2011
Formato: digital (versión Kindle)
Número de páginas: 560
Precio: 7,59 € (edición digital) – 10,45 € (tapa blanda)
Otras obras de la autora: El valle de los caballos (II), La tierra de las cuevas pintadas (VI), Las llanuras del tránsito (IV), Los cazadores de mamuts (III) y Los refugios de piedra (V)
¿De qué va?
Hace miles de años, en una era en la que nuestros ancestros moraban en cavernas o humildes cabañas, una niña pequeña pierde a su familia en un seísmo. Es rescatada de las garras de la muerte por Iza, la curandera de un clan de neandertales que venera al espíritu del oso cavernario.
La niña, Ayla, se recupera gracias a las atenciones de Iza y, de modo fortuito, ayuda al clan a encontrar una gran cueva donde morar. Al considerarlo un signo de buena suerte y favor de los espíritus, el clan permite que la pequeña cromañón se una a ellos. Pero no todos están contentos con esta decisión y Ayla pasará por muchas tribulaciones para demostrar que es digna de ser una de ellos.
Dictando sentencia:
Esta es una de esas afortunadas —y escasas— novelas que leo al poco de adquirir, ya que la mayoría marcha con elegancia a desplegar sus hojas en la ominosa lista de pendientes. Fueron dos factores los que hicieron que, aunque sea un libro denso, volara en mis manos1)Algunas de las cosas que comentaré en esta reseña ya las he mencionado con anterioridad en el blog, pero me gusta que todo lo que tenga que decir respecto a un libro aparezca también en su reseña correspondiente. Además, con la edad una se repite; qué le vamos a hacer..
En primer lugar, hacía años que deseaba leer este libro. Muchos, desde cuando nuestro siglo se escribía con tan solo dos equis. De él sabía que estaba protagonizado por una chica llamada Ayla en la «Era de las Cavernas», y poco más. Pero resultó ser uno de esos libros gafados que una siempre va dejando para un mejor momento que nunca llega. Hace unos años, curiosamente, a mi madre le dio por la lectura (nunca le ha gustado leer, ella es más de televisión) y le sugerí —entre otras— esta novela. La dejó al poco tiempo, ya que me confesó que lo pasaba mal con todas las desgracias que sufría la pobre protagonista, pero con eso a mí me picó la curiosidad. Lo malo fue que yo me vine a vivir a Eslovaquia y el libro se quedó en casa de mi madre, a cientos de kilómetros de distancia.
El segundo factor para devorar el libro fue The Expanse (no es broma). Me pegué tal atracón de ciencia ficción este verano cuando me enganché a las novelas de esa saga que llegó un momento en el que cerraba los ojos y veía cables (y protomolécula) por todas partes. Mi cerebro exigió a gritos un respiro, y entonces recordé esa novela —que había comprado días antes en una oferta estupenda de Kindle Flash— en la que seguro, seguro, no existía posibilidad alguna de que apareciera una nave espacial.

Así me puse, décadas después de conocer su existencia, con El Clan del Oso Cavernario, el primero libro de los seis que componen Los Hijos de la Tierra. Además del primero, solo cuento con el tercer libro de la saga (que conseguí a su vez con descuento de Kindle Flash) y le estoy dando un tiempo a Amazon para que la fortuna me sonría y pongan también de oferta el segundo. Si no, lo acabaré comprando, porque tengo muchas ganas de continuar con esta historia cuya ambientación difiere tanto de lo que yo suelo leer.
Por si tu despiste es similar al mío, aclaro que Jean M. es estadounidense (en concreto, una señora de Chicago). No sé por qué toda la vida creí que «el autor» era un señor, y francés; craso error. El libro fue publicado en 1980, por lo que el estilo de entonces difiere claramente de lo que hoy en día se considera atractivo. Es decir, hay tanta descripción como narración y esta descripción es densa, extensa y plagada de abundantes enumeraciones (aunque en lugar de la lista de la compra, te despliegan el catálogo de hierbas y plantas varias).
La novela, como he comentado algo más arriba, se centra en la vida de Ayla (una niña cromañón2)Rama de la que evolucionamos, es el homo sapiens primitivo.) y del clan de neandertales3)Especie de homo extinta.que la acoge cuando se queda huérfana. Desde el primer momento quedan patentes las diferencias físicas entre los humanos de las dos ramas, hecho que provoca que la niña sea considerada «fea» y reciba un trato denigrante o compasivo por parte de la comunidad.

Entre los que tratan a la protagonista con dureza y crueldad se encuentra Broud, un guerrero del clan que desde el principio muestra una ojeriza y una envidia profunda hacia Ayla y aprovecha cualquier oportunidad para descargar en ella su maldad y falta de madurez. Lamentablemente, es un prototipo de personaje involucionado (retrógrado) que todavía se puede encontrar en la actualidad.
Pero no todos tratan con desprecio a la niña: algunos miembros del clan la esquivan o ignoran sin pretender causarle un daño directo, o bien la aceptan como una de ellos (esta última opción la adoptan con más facilidad las hembras que los machos). Iza, la curandera, es quien se hace cargo de Ayla, y la asiste Creb, el Mog-ur (chamán) más respetado y temido de entre los de su posición. A través de sus enseñanzas, sigues a Ayla en sus esfuerzos por controlar sus instintos e integrarse en la comunidad, tarea ardua ya que la niña aprende con rapidez y tiene/desarrolla habilidades de las que carecen el resto de sus compañeros (como emitir gran variedad de sonidos al hablar, manejo experto de la honda, etc.).

©Warner Bros. Pictures
Ayla cuenta con la ventaja de una inteligencia despierta, pero carece de la memoria ancestral de los neandertales, que les permite recordar escenas del pasado (don muy desarrollado en el chamán gracias al uso de las hierbas adecuadas) y realizar tareas aprendidas por sus antepasados; conocimientos que a su vez se transmitirán mediante recuerdos a su descendencia.
Esta memoria ancestral es uno de los aspectos mágicos4)Más cerca de la religión que de la magia fantástica.o espirituales que toca la novela. Los otros guardan relación con los rituales del clan y sus creencias: su fe en los espíritus totémicos, sus explicaciones de cómo la voluntad o las luchas entre los espíritus definen su ciclo de vida, los cambios corporales, los castigos a los que incumplen las normas del clan, etc.
Ayla sabe que es diferente, porque lo ve ella misma o porque antagonistas como Broud se lo recuerdan constantemente. A medida que crece, aprende a relacionar sucesos que desembocan en una conclusión lógica (como lo son el hecho de mantener relaciones sexuales y quedarse embarazada), algo que sus compañeros no ven e interpretan —sin darle más vueltas— como resultado de las acciones de sus espíritus. Pese a la voluntad y los esfuerzos de la niña por integrarse, sus diferencias físicas siempre provocan rechazo en los neandertales que se cruzan con ella5)De un modo muy superficial, los neandertales tenían rasgos mucho más simiescos —brazos largos, nariz ancha, mandíbula prognata, sin barbilla, frente baja y estrecha, cabeza larga y grande, cuello corto y grueso, cuerpo velludo…— que los hombres de cromañón, y sus ideales de belleza diferían completamente de los nuestros..

Es una sociedad desigualitaria, con la mujer ocupando los estratos más bajos. La hembra jamás desobedece ni se dirige al macho (mucho menos lo mira, siempre va con la cabeza gacha) sin el permiso de este: su fin es proporcionar placer a los hombres y encargarse de las «tareas de la cueva». Las mujeres del clan no cazan (aunque en un pasado aún más remoto eso sí sucediera): limpian, recolectan, cocinan y paren. También se encargan de los niños hasta que estos son capaces de demostrar su hombría y unirse a las expediciones de caza. Solo las escasas curanderas gozan de un estatus ligeramente superior. Las ancianas —con 30 años de edad— representan una carga.
Las hembras tampoco pueden participar en las ceremonias secretas que realiza el chamán con los varones (ellas tienen sus propias ceremonias), y tienen que formar parte de unidades familiares en las que haya —al menos— un hombre cazador que las provea. Se quedan embarazadas y paren hijos desde muy jóvenes: a los veinte años ya son mayores y se las puede considerar estériles, por lo que tienen que demostrar antes su utilidad para la comunidad.
La necesidad de la caza para la supervivencia del clan es patente. No son agricultores: no trabajan la tierra aunque se provean de ella; para sobrevivir al crudo invierno necesitan grandes cantidades de carne preparada y frutos secos recolectados. La comunidad vive en una gran cueva por lo que, cuando la caza alrededor escasea, organiza expediciones de cazadores a las llanuras del norte donde todavía se pueden encontrar mamuts. Las mujeres que los acompañan se encargan de despedazar el cuerpo del animal caído y tratar las diferentes partes según su función (pieles, huesos, carne…). También son las que acarrean con los restos de la presa abatida de regreso a la cueva. Son unas escenas duras de la novela, pero narradas con una belleza increíble.

No voy a dar más detalles de la historia desarrollada en el libro ni del estilo de vida de estos clanes; para saber qué será de Ayla y si conseguirá integrarse totalmente en su comunidad, el Clan del Oso Cavernario, será necesario que te pongas con la novela tú también (pero ten en cuenta que la saga completa consta de seis libros). Hay gran cantidad de aspectos sobre la vida de estos clanes (como las relaciones que existían entre ellos, el uso de herramientas y armas toscas, y los castigos que se aplicaban a los infractores) que considero que es mejor descubrir con la lectura propia.
Sobre el estilo de escritura en sí, como he comentado más arriba, habría que hacer una advertencia: es tremendamente lento y descriptivo. Pasan muchas páginas, por ejemplo, que podrías resumir como: «El clan encuentra una cueva donde vivir». Hay escenas de acción, sí, pero comparadas con el volumen de la obra son una clara minoría. La historia que narra se remonta a miles de años de nuestro pasado, por lo que hay conceptos difíciles de entender (como los viajes de la mente a experiencias de los antepasados) y la escritora los narra pausadamente.
Los personajes de esta novela son —en su mayor parte— hombres y mujeres neandertales: se comunicaban con sonidos más parecidos a los gruñidos simiescos que a la musicalidad ágil del habla actual. Por ello, recordar los nombres de todos los miembros del clan —al principio— puede generar cierta confusión, ya que son bastante parecidos (cortos y contundentes, especialmente los masculinos): Brun, Broud, Creb, Grod, Goov… Los nombres femeninos, por suerte, gozan de una mayor expresividad (y una sílaba más): Iza, Uka, Oga, Ovra, Uba…
Es también, como ya te he comentado, un estilo narrativo muy dado a las enumeraciones, en especial cuando la protagonista recolecta hierbas y se nos lista la variedad de flora y fauna que desfila ante sus ojos. También cuando Iza le enseña a Ayla las propiedades de las plantas para aplicarlas a la curación. Mi desconocimiento de gran parte de ellas deja patente también mi «inculticia» en temas botánicos, pero teniendo en cuenta que lo único que sobrevive en mis manos son los cactus, tiene cierto sentido. Resultan evidentes, también, los enormes esfuerzos de la autora para documentarse sobre esa era tan remota y evitar anacronismos que te saquen de la historia.

La edición del libro es sencilla y correcta. No recuerdo haber encontrado faltas de ortografía, pero hay que tener en cuenta que fue publicado antes de que se implantara el último gran cambio en las reglas de la RAE y, por tanto, hay palabras acentuadas (pronombres demostrativos, el adverbio «solo», etc.) según la normativa de entonces. Sobre la imagen de la cubierta tengo que decir que me encanta: es sencilla y emula a un animal tal como se representaba en pinturas rupestres6)Un oso cavernario en este primer libro., con un paisaje de fondo relacionado, pero mantiene el mismo estilo en todos los tomos que conforman la saga (excepto en el último, que carece de la pintura rupestre). Al principio del libro, además, han añadido un mapa a doble página de la Europa prehistórica durante la era glacial —en el que se marca la ubicación del clan—, un detallito de esos con los que se ganan mi favor.
Y ahora que llego al final, antes de las secciones de cierre habituales te confieso una cosa: empecé este texto como una reseña de bolsillo (ya sabes, la versión corta), pero me di cuenta de que tenía tanto que decir del libro que habría escrito un artículo demasiado extenso. Tocó «reformatearlo» a toda prisa para que saliera hoy mismo sin retrasos. Es también la primera novela de ficción histórica (no romántica) que reseño, por lo que estrena sección y página.
Personaje favorito: Creb, el Mog-ur. Al contrario que Iza, quien acepta y quiere a Ayla desde que posa sus ojos en ella, Creb aprende a quererla poco a poco y el afecto que siente por la niña se acaba grabando en su corazón. Ayla forma parte de la familia que Creb nunca pensó que podría tener, y sientes gran aflicción cuando el viejo chamán ve algo en la criatura y en lo que ella representa7)No doy más información para evitar spoiler.que le hace temer por el futuro de su especie. Porque los ojos de Creb son sabios y sus temores fundados.
Personaje no-tan-favorito: Resulta evidente quién es el nominado rn esta categoría, pues no puede ser otro más que el mezquino, ruin y desagradecido Broud. Es un ser despreciable de quien, desde el primer momento, intuyes que no está capacitado para cumplir con el papel que se espera de él en un futuro como cabeza del clan (pero Brun, el jefe actual, no es capaz de verlo). Es incapaz de velar por los intereses de los demás antes de por los propios.
El hombre de neandertal se extinguió, y por personajes como Creb e Iza te sabe mal, pero Broud es la otra cara de la moneda.
Localización a mencionar: La pequeña cueva oculta por la maleza que Ayla utiliza para refugiarse en los duros días de castigo. En ella acumula pieles y reservas de alimentos, y la convierte en un segundo —y provisional— hogar.

Primera frase:
La niña desnuda salió corriendo del cobertizo de cuero hacia la playa rocosa en el recodo del riachuelo.
Última frase (Spoiler):
Frase aleatoria:
Muchas eras antes, hombres y mujeres mucho más primitivos que Brun y sus cinco cazadores aprendieron a competir con los depredadores de cuatro patas para apoderarse de sus presas, observando sus métodos y copiándolos.
A quién lo recomiendo: A quien sienta curiosidad por saber cómo vivían nuestros antepasados (aunque no todos los datos aportados en la novela son verídicos ya que hay muchas cosas que se desconocen, pero esta aproximación puede reflejar la realidad tanto como cualquier otra) y cómo se relacionaban entre ellos.
A quién no: Huye de este libro si buscas escenas de acción trepidantes. Los personajes están un ambiente hostil, rodeados de criaturas salvajes, pero ese no es el enfoque que se le ha dado al libro. La mayor parte de las escenas se desarrollan en el interior de la cueva, no fuera, y tanto unas como otras son narradas en una lenta cadencia (excepto, tal vez, las del final).
Imágenes en acción: En 1986, Warner Bros. estrenó una película (bastante criticada) basada en la novela. Daryl Hannah interpretó a la protagonista, algo difícil de asimilar ya que en el libro Ayla es siempre una niña (apurando, una chica muy joven).
En un vistazo:

Puntuación: (4 / 5)
Anotaciones
Yo me lo leí hace muchos años, quizá 20 ya. Me leí los cuatro primeros de tanto que me gustó. Y algún día me leeré los que me faltan.
Debes de tener una memoria prodigiosa para acabar la saga sin releerla :) Yo con tantos años de diferencia no me acordaría ni de los nombres de los protagonistas ni de los aspectos más básicos de la trama (ya tengo problemas para recordar libros y películas de un año atrás).
Estoy esperando a ver si Amazon, con el cambio de mes, pone en oferta el 2º libro y me lo compro (en octubre no hubo suerte).