Cajón de sastre, Personal

Mi percepción sobre la lectura

Mi percepción sobre la lectura: imagen principal

Hoy me salgo un poco de la tónica y publico «algo» parecido a un ensayo. Tocaba una reseña o uno de mis típicos resúmenes de compras y lecturas de meses anteriores, pero justo cuando pensaba en ese tipo de entradas me di cuenta de que últimamente me excuso con demasiada frecuencia por la escasa cantidad de libros leídos con los que acabo el mes.

Teniendo en cuenta que mi capacidad de mantener el foco es tirando a negativa, probablemente perderé el hilo varias veces y me iré por otros derroteros, pero aquí va el resultado de mi último «rumiamiento»:


¿Realmente no leo leemos tanto?

Es normal que este hecho (y lo que lo origina) me moleste si tenemos en cuenta que estás en el blog de una escritora, un sitio en el que pretendo que las reseñas de los libros leídos ostenten un papel importante, y estas últimamente llegan con cuentagotas.

Así que, intentando ser objetiva (algo que se me da mucho mejor con los demás que conmigo), hice un repaso de todo lo que estaba leyendo últimamente con el fin de poder contestar a esta pregunta: ¿realmente leo tan poco?

El resultado fue un rotundo «no». Entonces, ¿por qué tengo esa sensación de leer cada vez menos o de no llegar a un mínimo aceptable?

Podría recurrir a lo fácil y decir que «la culpa la tiene Goodreads»1)Un Goodreads que se alimenta de los datos que yo, y tan solo yo, le proporciono., que cada mes me chiva los libros que he leído y lo que he opinado sobre ellos (o cómo los he puntuado). Pero esa es una respuesta vaga, por el simple motivo de que Goodreads no es un fiel reflejo de la realidad.

Lecturas actuales en Goodreads
Goodreads, una visión parcial del total

Muchas de las lecturas que realizo a diario (o semanalmente) no están incluidas o actualizadas en esta red social. No todas ellas están relacionadas con la ficción o con sostener un libro en las manos (kindleniana o físicamente). Mi problema, esa sensación de no estar dando como lectora —y reseñadora— todo lo que debería, es de percepción, no de resultados. Porque el resultado es fructífero: cada día leo una cantidad asombrosa de correos electrónicos, la mayoría de los cuales están relacionados con el mundo de la escritura. No es ninguna broma, pero suelo recibir entre 50 y 100 mails diarios, cantidad que ahora mismo llevo al día pero se acumula con rapidez cuando me tomo vacaciones o unos días libres.

La mayoría de esos correos están relacionados con algún artículo en internet, lo que representa una lectura adicional ya que suelo leer los enlaces incluidos en ellos.

Además del correo, entre semana cada día leo/intento leer un cuento en inglés o irlandés (de este libro) y entre una y tres páginas de cada uno de los libros que tengo en una pila especial sobre temas feéricos y/o artísticos y a los que les reservo la difícil hora de después de comer, si la siesta no vence.

Libros sobre hadas
La luz del sol por la ventana les ha dado un aspecto muy feérico

Después están las redes sociales. A diario comparto en Twitter (en Facebook solo los jueves) un artículo de algún tema que haya despertado mi interés. Hay mucha literatura, claro, pero también encontrarás entradas sobre viajes, arquitectura2)Tengo debilidad por los castillos y los edificios victorianos., leyendas sobre vampiros o curiosidades históricas, y cada uno de estos enlaces implica haber leído y aprobado el artículo con anterioridad. Los que no se llegan a publicar también roban su tiempo.

En casa no tenemos antena para ver cadenas de televisión, ni siquiera eslovacas. La tele la usamos para reproducir series y películas de plataformas como Netflix y Amazon Prime Video, por lo que si quiero estar al día con las noticias del mundo tiro de periódicos digitales.

Diría que ya solo me queda mencionar los cursos online como lectura diaria o frecuente. Estoy apuntada a bastantes, de diferentes plataformas, y aunque la mayoría usan el vídeo como soporte, también incluyen textos para su estudio o análisis.

Estudiante rodeado de libros
Cuando estudiamos podemos acabar leyendo más que con una novela apasionante

¿Es todo esto poca lectura? Yo diría que no, pero el «síndrome del impostor lector» sigue allí.

Cuando el problema no está solo en lo que lees

Otra de las causas a las que achaco mi insatisfacción con el volumen de lecturas finalizadas es que tengo un cerebro que se aburre/distrae/desconecta con facilidad, por lo que me resulta imposible leer tan solo un libro a la vez. Mi capacidad de atención es tirando a pésima y elijo siempre una lectura que se amolde al humor reinante3)O a la personalidad que prevalezca en ese momento, podría una decir..

La pila de lecturas pendientes no baja, pero esto —tras meditarlo bien— es algo que cada vez me preocupa menos. Esa pila no puede bajar, no debería bajar porque el mercado editorial está tan saturado y es tan fácil adquirir libros hoy en día que es imposible mantener el ritmo. Cuando era pequeña (antes de estar apuntada a la biblioteca del colegio) me había leído y releído todos los libros de casa que me interesaban. Para mí releer era algo normal… ahora es una costumbre olvidada. Hace poco empecé a releer Momo, uno de mis libros favoritos de la infancia y, aunque lo estaba disfrutando, al poco tiempo tuve otro libro en las manos que me atrajo por novedoso y empujó con sutileza a Momo a la pila de los «más adelante»4)No recuerdo si algún libro ha conseguido salir de allí..

Esas pilas de libros en espera o rascacielos, como prefiero llamarlos, son también culpables —en su justa medida— de la sensación de no leer lo suficiente. Porque si tienes una mente ansiosa como la mía no puedes concebir la idea de dejar pendiente algo durante tanto tiempo; es un picor que te lastra y causa remordimiento, aunque sea por algo en apariencia tan banal. Lo que cuesta que la mente entienda, asuma, y deje de castigar por ello, es que esa pila jamás va a estar vacía, e incluso será complicado hacerla descender y eso, de ningún modo —como he dicho en el párrafo anterior—, es culpa tuya.

Libros apilados
¿Eres como yo y tienes más de una pila de libros?

Son tantas cosas apiladas y de las que no soy activamente consciente que, cuando llego a fin de mes y veo que solo he acabado un libro, la sensación que queda es la de que una no está dando todo lo que podría. Y es una sensación peligrosa, porque esa mezcla de remordimiento y obligación puede hacer que, instintivamente, rechace la hora de coger un libro en las manos y me abandone al placer de la lectura.

Y si esa situación se alargara en el tiempo, si dejara de ser un traspié puntual, sería un horror. Me encanta leer, sumergirme en las palabras de mentes ajenas a la mía y descubrir mundos en ellas. Ya no solo es el hecho de leer lo que me provoca un placer indescriptible: la simple visión de un libro me hace feliz. Estar en mi cuarto de escribir (ahora bastante más recargado de libros que cuando le dediqué esa entrada), mi habitación propia, me levanta el ánimo. Una estantería con las baldas a rebosar de libros representa un paraje de ensueño. Mi casa ideal estaría forrada de libros de todo tipo y color, en lugar de azulejos5)Algo que le sentaría muy mal a Marie Kondo, pero para que exista gente como ella tiene que haber gente como yo.. Ni siquiera las lecturas obligatorias del colegio6)Ese Don Quijote —no elegidas con muy buen tino— consiguieron mermar mi pasión.

Una biblioteca divina
Mi idea del Paraíso

Los libros me suben el nivel de endorfinas7)Algo que el deporte no consigue, más bien tira para el otro lado.y quiero que esto siga así. Se acercan cambios en mi vida que harán que este año el volumen de lecturas finalizadas —y hablo de lecturas reseñables o computables en Goodreads— siga en descenso o se mantenga en un nivel basal.

Cuando eso pase y publique el siguiente wrap up con solo una o dos menciones a lecturas finalizadas, me pasaré por esta entrada y repasaré todos esos párrafos en los que he listado la cantidad de textos que sí leo a diario y que mis prioridades, a veces, no me permiten reconocer. Porque tal vez ahí esté el origen de todo: en esas prioridades (que olvidamos que hemos elegido) y que implican dedicar menos tiempo a otros temas o, simplemente, dejarlos atrás.

Son mis propias elecciones, así que en esa entrada del futuro intentaré ser consecuente y no disculparme. Si veo que esa insatisfacción perdura, me replantearé mis prioridades y aplicaré los cambios en mis hábitos que considere necesarios.

Pero nunca, nunca, dejaré de leer.

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