Al mudarme a Bratislava hace año y medio mi «trabajo» —y estilo de vida, ya que estamos— cambió radicalmente. Pasé de trabajar para otros en una gran empresa durante ocho horas diarias (más las horas de transporte público que a los lectores no nos amargan tanto como a otra gente) y de no disfrutar de muchas horas libres más allá del fin de semana, a no saber qué hacer con tanto tiempo disponible.
Créeme, cambiar de entorno a un país en el que el idioma, las horas de luz solar, la temperatura, la comida, la administración y el carácter de la gente son diferentes —y no siempre para mejor— puede restarle puntos a ese ímpetu por probar cosas nuevas que tienes al principio.
Después de un periodo de adaptación1)Aunque te confieso que yo todavía sigo adaptándome.tomé algunas decisiones y empecé a tomarme más en serio «esto de la escritura». Eso implicaba tanto escribir como formarme, y para ello me apunté a varios cursos online (algunos gratuitos y otros de pago) y compré varios tropecientos libros de entre los más recomendados. Bueno, y como soy incapaz de resistirme a las ofertas2)Rebajas fue una de las primeras palabras que aprendí en eslovaco., también cayó alguno de esos de los que nadie habla y encontré en promoción por Amazon.
Todo esto llevó a que necesitara una habitación para mí misma en la que desconectar del mundanal ruido y dedicarme a mis menesteres. Dado que padezco la misma ausencia capacidad de concentración que la Dory de Nemo, habilité un cuarto donde casi todo lo que me rodeara estuviera relacionado con la literatura.

Lo del ruido ahora mismo no lo llevo tan bien ya que hace apenas un mes han empezado a construir un edificio en la explanada situada frente a mi ventana, y aquí los obreros son de madrugar3)Los negocios, en general. Algunos supermercados abren sus puertas a las 6:30 de la mañana entre semana y todos los domingos trabajan.. Sí, afortunada yo. Por suerte, estoy acostumbrada a escribir con los cascos puestos y me pongo ruidos ambientales que ayudan a mejorar la concentración4)Este es mi vídeo favorito que llevo escuchando durante todo el NaNoWriMo, por si tienes curiosidad..
Por otro lado, la habitación tampoco es mía en exclusiva. La comparto con mi gato de 16 años que sufre los achaques de la edad5)Y de los 13 kilos que llegó a pesar en sus años mozos.y requiere atención casi constante, por lo que cada día es un «a ver cómo va hoy». De forma poco voluntaria la comparto también con la niña pequeña de los vecinos de arriba, que realiza turnos intensivos a la hora de arrastrar vehículos de juguete por el suelo y lanzar unas pelotas de peso y rodaje equivalente a las de los bolos.6)En los días normales empieza a las 6:20 de la mañana y finaliza a las 23:30 de la noche. Después tengo que oír comentarios de los eslovacos quejándose de que lo españoles somos demasiado ruidosos y hablamos muy alto en el transporte público. Que tienen razón y es algo de lo que no te das cuenta hasta que viajas a un país donde la gente habla para los caracoles, pero empecemos por sacar la viga del ojo propio, señores.

Dejando a un lado a mis compañeros de cuarto poco amantes de la paz, la habitación para mí es más que perfecta. Tiene una cama pequeña en caso de que me apetezca echar una siesta o leer tumbada sin caer en los peligros de mi cama habitual, demasiado cómoda7)Y vale, de vez en cuando la ocupa un invitado.. Hasta el momento tenía una ventana con vistas a la ciudad —ahora a las obras— ya que el piso está sobre una pequeña colina alejado del centro y el paisaje era estupendo. Sobre todo en invierno, cuando nevaba.
En paredes diferentes tengo dos módulos de la famosa estantería Billy del Ikea (en color negro) totalmente ocupados por libros, libretas y varios objetos decorativos. Los libros que no están allí (ni apilados en mi cuarto de dormir) junto con mis materiales de dibujo están en la tercera estantería que he invadido sutilmente en el cuarto de mi pareja.
Solo me falta por comentar el escritorio, que se puede decir que se come el cuarto con su tamaño inmenso y atrae miradas de sorpresa nada más entrar. Es una mesa de madera pintada en blanco sobre la que tengo tal cantidad de cosas que prefiero explicarlo con una imagen8)Las fotos no han salido en todo su esplendor, pero acaba de empezar la temporada de lluvias-cielo plomizo-niebla-nieve en Bratislava y es imposible conseguir buena luz natural incluso en mediodía. Si las quieres ver a mayor tamaño, haz clic sobre ellas.. Bajo ella, tocando la pared, hay una mesita de noche pequeña con dos cajones donde guardo algunos papeles (relacionados con la escritura, como mis calendarios y diplomas del NaNoWriMo) y que sirve también como armario para las visitas ocasionales.

Junto al escritorio tengo una silla de oficina con ruedas negra. Tiene una forma especial en el respaldo para adaptarse a los riñones y la encuentro tan cómoda que me la traje conmigo desde Barcelona con la mudanza.
Hay algún detalle más, como el comedero y bebedero del gato, una caja con sus cepillos y otros utensilios, una papelera, una caja de cartón —de las mudanzas— forrada con una camiseta para que el gato juegue, un radiador, algunas alfombritas, un calendario sobre el cabezal de la cama (al que tengo que buscarle sustituto urgentemente para el 2019), etc.
Suelo evitar en mi habitación cosas que me disgusten o invoquen pensamientos negativos (como las facturas o los libros de cocina), porque cuando trabajo allí me gusta estar lo más cómoda posible. Cada vez que desvío la mirada de la pantalla, esta va a parar a un montón de libros, lápices, marcadores, folios con anotaciones, agendas u objetos decorativos varios que me hacen sentir bien.
¿Y tú, tienes algún espacio para ti y tus libros en tu hogar?
Anotaciones
Gracias por compartir momentos de tu vida. Sigue con ese empeño que tanto te caracteriza. Me quedo asombrada y admiro tu disciplina.
Compi, me alegro de verte por aquí :) Mi disciplina no siempre se mantiene, aunque hoy es uno de esos días en los que he conseguido madrugar a las 6 de la mañana y todo será más provechoso.
Eso si ahora no me pego un trompazo cuando salga a la calle, que ayer estuvo nevando. Pero diría que no ha cuajado y mi falta de equilibrio seguirá unos días a salvo :)