Diciembre de 2017 ha sido un mes literariamente movido. En tema de desplazamientos también, ya que con los viajes una serie de libros1)Y dos bolsas de pipas acompañadas de fuet y jamón.empotrados en las maletas han atravesado la frontera y se han venido a las tierras lluviosas —y brumosas— del norte.
Este ajetreo ha tenido —como todo— «una parte buena y una parte mala». Me gusta dejar lo bueno para el final por lo que solo mencionaré de pasada el aspecto negativo: hace practicamente un mes que no adelanto nada de mi novela, pero es que soy incapaz de concentrarme si no tengo tranquilidad/estabilidad/silencio en casa. Los viajes aún no se han acabado por lo que hasta febrero es probable que no pueda retomar la historia y dedicarle la atención que se merece.
Lo bueno2)Además de ver a familia, amigos y a mi ciudad natal, de la que estoy enamorada.: hay más libros poblando mis estanterías. Y de todos ellos os vengo a hablar en la entrada de hoy.
Anotaciones