Cajón de sastre, Personal

Descanso semanal & Camp NaNoWriMo

Ayer tenía previsto publicar la reseña —que tengo a medias— de la última novela (corta) que he leído, pero mi opinión sobre Las confesiones del señor Harrison tendrá que esperar un par de semanas más a ver la luz.

El próximo lunes con el cambio de mes, como es habitual, publico el book haul & wrap up correspondiente. Este vendrá cargadito de compras literarias1)No tanto de lecturas, snif., porque aparecerán juntas las compras (¡y regalos!) y las lecturas tanto de marzo como de abril que, como sabes, fue el mes del libro, así que «algo siempre cae» para engrosar las filas de libros listados.

¿Y cuál es el motivo de que el tiempo me pise los talones? (otra vez). Pues el Camp NaNoWriMo. Desde hace un par de años me apunto a estas competiciones de escritura, tanto la «tocha» de Noviembre como las dos versiones más ligeras que se desarrollan durante abril y julio. Nunca he fallado en la competición, por cuesta arriba que se me hiciera, pero esta vez mi objetivo en el Camp NaNoWriMo era diferente: en lugar de escribir un determinado número de palabras (que así a ojo puse unas 10 000), me comprometí a acabar el borrador de mi novela número 22)Según mi pareja es mi novela número 1, ya que es la primera de la que he acabado el borrador. Según yo es la segunda, ya que la primera la empecé a escribir mucho antes que esta (y en breve también verá el final).que ya estaba bastante avanzado (la había empezado en el NaNoWriMo 2018).

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Mi habitación de escribir

Mi habitación de escribir: imagen principal

Al mudarme a Bratislava hace año y medio mi «trabajo» —y estilo de vida, ya que estamos— cambió radicalmente. Pasé de trabajar para otros en una gran empresa durante ocho horas diarias (más las horas de transporte público que a los lectores no nos amargan tanto como a otra gente) y de no disfrutar de muchas horas libres más allá del fin de semana, a no saber qué hacer con tanto tiempo disponible.

Créeme, cambiar de entorno a un país en el que el idioma, las horas de luz solar, la temperatura, la comida, la administración y el carácter de la gente son diferentes —y no siempre para mejor— puede restarle puntos a ese ímpetu por probar cosas nuevas que tienes al principio.

Después de un periodo de adaptación1)Aunque te confieso que yo todavía sigo adaptándome.tomé algunas decisiones y empecé a tomarme más en serio «esto de la escritura». Eso implicaba tanto escribir como formarme, y para ello me apunté a varios cursos online (algunos gratuitos y otros de pago) y compré varios tropecientos libros de entre los más recomendados. Bueno, y como soy incapaz de resistirme a las ofertas2)Rebajas fue una de las primeras palabras que aprendí en eslovaco., también cayó alguno de esos de los que nadie habla y encontré en promoción por Amazon.

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