
ficha de la obra
Título: La cosecha de Samhein (Ciclo de la Luna Roja I)
Autor: José Antonio Cotrina
Año de publicación: 2009
Género: fantasía, juvenil adulto
Editorial: Hidra
Año de edición: 2013
Formato: tapa blanda
Número de páginas: 464
Precio: 14,25 €
Otras obras del autor: El día del Dragón (junto a Gabriella Campbell), El fin de los sueños (junto a Gabriella Campbell), La canción secreta del mundo, La casa de la colina negra, La sombra de la luna (Ciclo de la Luna Roja III), Las fuentes perdidas, Las puertas del infinito (junto a Víctor Conde), Los hijos de las tinieblas (Ciclo de la Luna Roja II)…
¿De qué va?
Un grupo de doce jóvenes de entre trece y dieciséis años procedentes de distintos puntos del planeta son atraídos en víspera de Todos los Santos —y mediante engaños vaporosos— a Rocavarancolia, una ciudad de fantasía ubicada en un mundo diferente. Son «la cosecha»: la última esperanza de salvación de una urbe en decadencia. Pronto los chicos descubren que lo que parecía un viaje repleto de aventuras en el que se iban a convertir en héroes resulta ser una cruel prueba de supervivencia.
Como telón de fondo a los esfuerzos del grupo para llegar vivos a un nuevo día, vemos las maquinaciones de los miembros más importantes del Consejo Real, que toman posturas a favor o en contra de los niños mientras se enfrentan entre ellos para conseguir el acceso al Trono Sagrado y al control de la ciudad.
Dictando sentencia:
Este libro abre la trilogía del Ciclo de la Luna Roja. En el momento de escribir la reseña sólo he leído este primer número (tras aprobar con buena nota la valoración hecha en esta entrada), pero navegando por la red he visto comentado en más de una ocasión que esta novela no es la mejor* de las tres. A mí me ha parecido muy buena, y toda una sorpresa, por lo que me alegra pensar que tengo por delante los dos libros restantes con el mismo nivel —si no superior—. Aun así, también tengo presente lo que voy a sufrir, porque es inevitable cogerle cariño a varios de los niños de la cosecha (tremendamente bien perfilados) y estamos ante una obra que te deja bien claro desde el principio que no todos los personajes van a llegar a las últimas páginas.

Quiero destacar, como he comentado arriba, lo bien definidos que están los personajes (niños y adultos —y los que no entran en estas categorías—) y cómo se usan estos para aumentar la intriga y engancharnos a la historia. Un buen ejemplo de ello es el doceavo chico, que apenas se muestra en la novela —aunque sus apariciones son impactantes—, y Rachel…
Sabes desde el primer momento que todos los niños son importantes, sin excepción, que por algún motivo los han reunido allí. Te cuentan que los chicos tienen «más o menos potencial» y que el Consejo desea que entre ellos destaque (y sobreviva) aquel que necesitan para que la ciudad resurja de sus horas más oscuras, pero no te dan información de en qué consiste ese potencial exactamente y qué es lo que tiene que hacer el supuesto Mesías para salvar Rocavarancolia. Se hace mención varias veces a un regente enfermo (Huryel) y a un trono caprichoso que no acepta que cualquiera se siente en él… ganchos que te tienen con la nariz pegada a las hojas impaciente por saber cómo avanza la trama y se desenvuelve la historia.

Los personajes de esta obra —los niños principalmente— evolucionan: vemos cómo se muestran ante los demás en un primer encuentro, y cómo varía su actitud cuando se presentan las primeras amenazas a su existencia y comprenden que están atrapados durante un año en esa ciudad maldita. Unos se acobardan, un par se perfila como líderes de grupo, otros enseñan técnicas de supervivencia o intentan poner orden en su residencia temporal, etc… pero todos son coherentes con su actitud y, si alguna cambia, puedes ver qué es lo que origina la evolución del personaje.
Tomando por ejemplo a Hector, el protagonista, vemos como pasa de ser un chico rellenito y torpe que evita las situaciones incómodas a un miembro del grupo más activo, con momentos de valentía en los que no duda en acercarse al peligro con el fin de evitar que sus compañeros reciban daño. Tampoco es perfecto, es ingenuo y se deja llevar por las apariencias o una precipitada primera impresión que le causan otros personajes, cometiendo errores por ello. Es un chico que a medida que avanza el libro va probando sus límites y descubriendo su valor interior.
No solo los niños presumen de personalidades bien descritas, los miembros del Consejo tienen todos y cada uno de ellos objetivos propios y realizan actos más o menos compasivos o deleznables en función de estos. Son personajes grises y bastante egoístas: por lo que ellos consideran un «beneficio mayor» pueden cometer auténticas atrocidades (otros directamente son malvados, solo les importan sus metas y se llevarán por delante lo que haga falta para conseguirlas).

Manejar tantos personajes sin caer en la redundancia ni cansar al lector es algo que tiene mérito. En una serie de televisión, con un primer vistazo ya distingues a los protagonistas y te quedas con los rasgos destacables de cada uno de ellos (una ceja partida, le falta una mano, usa ropas con estilo vintage...) que permiten recordarlos unos fotogramas más adelante.
En un libro la situación es más compleja: a medida que van apareciendo nuevos personajes tienes que ir recordando detalles de los ya mencionados para que el lector no se despiste y termine recurriendo al glosario de personajes cada página y media. Tampoco puedes ir repitiendo siempre el mismo rasgo distintivo, se han de ir desvelando poco a poco características propias de la personalidad (por el comportamiento, forma de hablar , de moverse…) o del aspecto del personaje para hacer que cada uno de ellos sea único y el lector pueda identificarlos fácilmente cuando la novela esté más avanzada. Creo que esto lo consigue José Antonio Cotrina de forma magistral.
Las descripciones en la novela son vívidas, llenas de colorido. Sin abusar de los adjetivos y con las palabras precisas puedes imaginarte las escenas con elementos de fantasía sin ningún problema. Como ejemplo de esto destaco el capítulo X: empieza con unas páginas en las que se describe la primera noche de los niños en Rocavarancolia, y una de las chicas narra un cuento que se enlaza con la historia de dama Serena (uno de los miembros más activos del Consejo). En las siguientes tres páginas se hace un recorrido del resto de personajes del Consejo (como un barrido de cámara en el que salta de un protagonista a otro), acabando de nuevo en los niños. Me gustó tanto este pasaje por su ejecución como la famosa escena de la lucha de Daredevil.

Otro de los ejemplos de la calidad de las descripciones, en el que nos explican cómo un vampiro se desvanece en una nube de polvo, os lo cito a continuación:
No sólo los personajes están bien descritos; la ciudad también (más con la ayuda del mapa que se encuentra en las primeras páginas y que facilita seguir los pasos del grupo de supervivientes). En seguida te percatas de que Rocavarancolia alberga su propia historia: los chicos han llegado a una ciudad que quedó devastada 30 años atrás en una guerra de la que poco a poco se van dando detalles. A medida que exploran la ciudad, voluntaria o accidentalmente mientras van en busca de comida y un sitio seguro donde alojarse, descubren nuevos aspectos de la urbe. El libro te deja esa sensación de «antigüedad» —o de «por aquí ha pasado mucha más gente antes de que llegara yo»—, con menciones a nombres y sucesos del pasado sin entrar en detalle —vale, y algún que otro esqueleto en lugares insospechados—.
Todo lo que he explicado anteriormente conforma una novela que consigue enganchar con facilidad, manteniendo al lector interesado en averiguar más sobre esa ciudad misteriosa y el destino de los niños. Hay que decir que, pese a ser considerada novela de fantasía juvenil —juvenil adulta, mejor—, no tiene ningún reparo en recurrir a situaciones menos típicas (como la muerte de personajes protagonistas —escabechina que según he leído, gana fuerza en los siguientes números de la trilogía—). En resumen, que no hay que andar despistado y considerar esta obra como el equivalente moderno de las aventuras de Los Hollister.

Este tipo de ambientación en la que un grupo de jóvenes son dejados a su aire tras darse una determinada catástrofe es un tema que últimamente se ve con frecuencia en películas, series de televisión y más libros. Entre las series con esta temática destacaría Between, que narra la historia de los niños y jóvenes supervivientes de Pretty Lake, un pueblo donde todos los mayores de 22 años mueren repentinamente y alrededor del cual el gobierno establece un cerco militar mientras se aclaran las causas**. Y de entre las novelas tengo que mencionar la saga de Olvidados, en la que los adultos desaparecen —sí, otra vez, lo debemos hacer fatal— y los niños (menores de 15 años) se agrupan en facciones que se enfrentan entre sí mientras averiguan cómo utilizar —o más bien, cómo sobrevivir a— los nuevos poderes que desarrollan.
Por último quiero comentar que la edición reseñada es la segunda —revisada en el 2013—, que incluye un capítulo adicional donde se narra cómo Denéstor Tul engañó a cada uno de los chicos para que le acompañara «voluntariamente» a Rocavarancolia, además de un pequeño glosario de personajes.
Y si después de leer la trilogía alguien se queda con ganas de más, en este enlace, en este otro y en este también podéis adquirir —en formato digital— unos cuentos que el autor ha escrito con posterioridad a las tres novelas1)He eliminado los enlaces a Lektu porque los cuentos ya no están disponibles en la plataforma a raíz de la reedición de las novelas. Este año —2019— está previsto que también se reediten junto con nueva información, por lo que actualizaré el artículo cuando estén a la venta de nuevo..
Personaje favorito: de entre los protagonistas me quedo con Marco, el «grandullón» que enseña a los chicos a defenderse… será que me recuerda a Gord de Between. De los miembros del Consejo hay varios que me llaman la atención, pero destacaría a dama Sueño y al propio Denéstor Tul.
Personaje no-tan-favorito: Madeleine, la hermana de Alexander, es un personaje que simplemente me aburre. Y del Consejo probablemente es Ujthan, el guerrero.
Localización a mencionar: aunque tanto el torreón Margalar —donde se afincan los niños— como la cicatriz de Arax son dos ubicaciones memorables, me quedo con ese barrio en llamas de la ciudad que está atrapado en un lapso temporal, ardiendo eternamente (pero me quedo fuera).
Primera frase:
La ciudad estaba inquieta.
Última frase (Spoiler):
Frase aleatoria:
—¿Habéis visto eso?
A quién no: no la recomendaría a niños menores de 12-13 años (que no estén acostumbrados a leer novelas de este estilo), ni a ninguna persona —independientemente de su edad— que califique una obra como «mala» si no sobrevive su personaje favorito.
En un vistazo:

Puntuación: (4,5 / 5)
*Entendiendo «mejor» como «favorita de los lectores».
**O eso dicen ellos.
Anotaciones
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